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viernes, 31 de mayo de 2013

Los Sietes Saberes "Edgar Morin" (Ensayo

LOS SIETE SABERES NECESARIOS DE LA EDUCACIÓN DEL FUTURO “EDGAR MORIN”


Introducción
     La temática de Edgar Morín, relacionado con los siete saberes de la educación del futuro, será analizado en forma concisa, en el mismo se consideran siete principios que son necesarios para la educación del futuro, con éstos  se busca contribuir en el quehacer de los educadores. Por otro lado es importante mencionar  que  el autor Sociólogo e investigador  de origen francés, consideró los saberes imprescindibles que deberá afrontar el sistema educativo para contribuir en un proceso significativo.  Por ello, este libro expresa esencialmente problemas fundamentales que permanecen  y son necesarios para enseñar en  la actualidad,  esos saberes son: Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión, Los principios de un conocimiento pertinente, enseñar la condición humana, enfrentar las incertidumbres, enseñar la comprensión y culmina con la ética del género humano.
     Asimismo, el saber científico sobre el cual se apoya en  este contenido para situar la condición humana no sólo es temporal, sino que enmarca profundos misterios referentes al mundo entero, a la vida y  al nacimiento del ser humano.

Capítulo I: Las Cegueras del Conocimiento: El Error y la Ilusión
     En relación al primer saber, Morín menciona que las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión,  sobre los riesgos más comunes que acompañan al ser humano en la búsqueda de la construcción del conocimiento. En lo que se refiere a El talón de Aquiles del conocimiento,  la teoría de la información muestra que hay un riesgo de error bajo el efecto de perturbaciones en cualquier transmisión de información, en cualquier comunicación de mensajes.
      El conocimiento en forma de palabra, de idea, de teoría, es el fruto de una traducción mediada por el lenguaje y el pensamiento y por ende la afectividad puede fortalecerle la relación estrecha entre la inteligencia y la afectividad: la facultad de razonamiento puede ser disminuida y hasta destruida por un déficit de emoción; el debilitamiento de la capacidad para reaccionar emocionalmente puede llegar a ser la causa de comportamientos irracionales.
     Con respecto a los errores mentales, se ha constituido en un mundo psíquico donde se fermentan necesidades, sueños, deseos, ideas, imágenes, fantasmas, y este mundo se infiltra en nuestra visión o concepción del mundo exterior. También existe en cada mente una posibilidad de mentira a sí mismo que es fuente permanente de error y de ilusión, nuestra memoria está sujeta a numerosas fuentes de error, porque de manera inconsciente, tiende a seleccionar los recuerdos que nos convienen y a rechazar,  los desfavorables; por otro lado en los errores intelectuales, nuestros sistemas de ideas (teorías, doctrinas, ideologías) no sólo están sujetos al error sino que también protegen los errores e ilusiones que están en ellos, las teorías científicas tienden a manifestar esta resistencia en cuanto a las doctrinas, que son teorías encerradas en sí mismas y absolutamente convencidas de su verdad, éstas son invulnerables a cualquier crítica que denuncie sus errores.
     En cuanto a los errores de la razón, permite distinguir entre vigilia y sueño, imaginario y real,  es la actividad racional de la mente que apela al control del entorno al control de la cultura, entre otras palabras, es la racionalidad la que corrige y las cegueras paradigmáticas, son las que instauran las relaciones primordiales que constituyen los conceptos, impone los discursos y organiza la relación lógica. Este paradigma determina una doble visión del mundo, por un lado, un mundo de objetos sometidos a observaciones, experimentaciones, por el otro, un mundo de sujetos planteándose problemas de existencia, de comunicación, de conciencia. Así, un paradigma puede al mismo tiempo aclarar y cegar,  en su seno donde se encuentra escondido el problema clave del juego de la verdad y del error.
      Considerando el conocimiento en determinados momentos se presenta error o ilusión, pues en el conocimiento humano, es una característica de nosotros donde  estarán esas deficiencias, pero a la vez, pueden ser combatidas eficazmente con herramientas como la racionalidad. En tal sentido, el error y la ilusión es un problema cognoscitivo tiene valor social e histórico, el cual puede ser de progreso básico en el siglo XXI, lo que implicaría que cada una de las personas  seguirá siendo inconsciente de sus propias ideas y de sus mentiras. Por ello, es un deber importante de la educación armar a cada uno en el combate vital para la lucidez.
Capítulo II: Los Principios de un Conocimiento Pertinente
      Para Morín, en este saber estableció como base conseguir un conocimiento de los problemas clave del mundo, por eso la educación del futuro se ve confrontada a este problema universal,  por otro lado, las realidades o problemas cada vez más globales; en consecuencia, la educación debe promover una "inteligencia general" apta para referirse al contexto, a lo global, y a la interacción compleja de los elementos. Esta inteligencia general se construye a partir de los conocimientos existentes y de la crítica de los mismos. Su configuración fundamental es la capacidad de plantear y de resolver problemas.
     En tal sentido, para que un conocimiento sea pertinente, la educación deberá entonces evidenciarlo: en el contexto, la palabra necesita del texto y el texto necesita del contexto donde se enuncia; en lo global (las relaciones entre todo y partes); por esta razón la inteligencia utiliza y combina todas las habilidades particulares. En este sentido,  la paradoja: del siglo XX ha producido adelantos abrumadores en todos los campos del conocimiento científico, así como en todos los campos de la técnica.
Capítulo III: Enseñar la Condición Humana
      Con respecto a la educación del futuro, esta deberá ser una enseñanza universal centrada en la condición humana. Por  lo tanto, éstos deben reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo cuanto es humano. De esta manera, debemos  saber quiénes somos, dónde estamos, de dónde venimos y hacia  dónde vamos.  El ser  humano se desarrolla en:
a) cerebro- mente- cultura b) razón - afecto - impulso c) individuo - sociedad -especie.  En cuanto al  desarrollo verdaderamente humano significa comprender al hombre como la unidad y la diversidad son dos perspectivas inseparables en la educación, la cual deberá mostrar el destino individual, social, global de todos los humanos y nuestros principios como ciudadanos de la Tierra.
     Con respecto a la condición humana, es importante porque ella nos muestra  que el humano es un ser plenamente biológico y cultural que han desarrollado de manera sorprendente las potencialidades de la vida. El hombre es pues un ser plenamente biológico, pero si no dispusiera plenamente de la cultura sería un primate del más bajo rango. La cultura acumula en sí lo que se conserva, transmite, aprende; ella comporta normas y principios de adquisición. La mente es un surgimiento del cerebro que suscita la cultura, la cual no existiría sin el cerebro. El impulso puede servirse de la maravillosa máquina lógica y utilizar la racionalidad técnica para organizar y justificar sus agrupaciones. Los individuos son el producto del proceso reproductor de la especie humana, pero este mismo proceso debe ser producido por dos individuos.
     En el campo individual, hay una unidad/diversidad cerebral, mental, psicológica, afectiva, intelectual y subjetiva: todo ser humano lleva en sí cerebral, mental, psicológica, afectiva, intelectual y subjetivamente caracteres fundamentalmente comunes, mientras que en el campo de la sociedad hay diversidad de las lenguas todas a partir de una estructura con doble articulación común.
     La cultura mantiene la identidad humana en lo que tiene de específico; las culturas mantienen las identidades sociales en lo que ellas tienen de específico. El ser humano es él mismo singular y múltiple a la vez, lleva en sí sus multiplicidades interiores, sus personalidades virtuales, una infinidad de personajes en lo real y lo imaginario.
     Por todas partes, una actividad técnica, práctica, intelectual, da testimonio de la inteligencia empírico-racional; igualmente por todas partes, las fiestas, ceremonias, despilfarros, en cuanto al tema de la locura humana fue evidente para la filosofía de la Antigüedad, la sabiduría oriental, para los poetas de todos los continentes, para los La demencia no ha conducido la especie humana a la extinción (sólo las energías nucleares liberadas por la razón científica y el desarrollo de la racionalidad técnica podrían conducirla a su desaparición).
Capítulo IV: Una educación que enseñe la identidad terrenal
     El hombre ha comprendido realmente que es un habitante del planeta, pensando y actuando de una nueva manera, no sólo como individuo, familia o género, estado o grupos, sino también como planetario que en la voz de Morín; es volver a relacionar las culturas, volver a unir lo esparcido, destinados a cubrir cada uno de aquellos rincones solitarios de la tierra, donde diversidad de lenguas, religiones y culturas hicieron su aparición en escena, es elemental  la educación de hoy y del futuro, el desarrollo de un auténtico sentimiento de pertenencia a nuestra tierra, considerada por este autor,  como la última y primera patria, es por ello que hace mención que educar para este pensamiento es la finalidad del futuro que debe trabajar en la era planetaria para la identidad y la conciencia terrenal, además  argumenta que reconocer el lazo consustancial con la biosfera nos lleva a abandonar el sueño del dominio del universo.
Capítulo V: Una educación que enseñe a enfrentar las incertidumbres
     En el mundo actual, todo parece impreciso en las áreas de la vida, vamos navegando en un océano de incertidumbres, al grado que Morín, llega a sostener que los siglos anteriores siempre creyeron en un futuro repetido o progresivo, sin embargo, el siglo XX ha descubierto la pérdida del futuro, es decir su impredecibilidad. La colectividad  educativa, por su parte, no está fuera de esta realidad, por eso J.M. Pérez Tornero (2005) afirma que “la incertidumbre ha llegado también a la escuela, hay crisis en el rol del profesorado, los cambios acumulados en poco tiempo han conducido a una dificultad múltiple, la dubitación, inseguridad componen el núcleo central de un problema de difícil consenso”. Es por ello, esto se suman todas las incertidumbres debidas a la velocidad y a la aceleración de los procesos complejos  aleatorios de nuestra era planetaria, ni la mente humana ni un supercomputador podrían abarcar, así afecta el futuro, pero también se riega como una infección en el conocimiento, en nuestras propias decisiones. Pero no se nos educó para la incertidumbre y Morín matiza su confirmación, “existen algunos núcleos de certeza, pero son muy El problema de la comprensión se ha vuelto crucial para los humanos,  por esta razón debe ser una de las finalidades de la educación para el futuro, recordemos que ninguna técnica de comunicación, del teléfono a Internet, aporta por sí misma la comprensión. La comprensión no puede digitarse.
     Asimismo, Educar para comprender las matemáticas o cualquier disciplina es una cosa, educar para la comprensión humana es otra; ahí se encuentra justamente la misión espiritual de la educación: enseñar la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad.
     Igualmente, el problema de la comprensión está doblemente polarizado: Un polo, es la comprensión entre humanos; los encuentros y relaciones se multiplican entre personas, culturas, pueblos que representan culturas diferentes, el otro polo individual, las relaciones particulares entre familiares, están cada vez más amenazadas por la incomprensión, el axioma “entre más allegados, más comprensión“ sólo es una verdad relativa, se le puede oponer al axioma contrario “entre más allegados menos comprensión“ puesto que la proximidad puede alimentar malos entendidos, celos, agresividades, incluso en los medios intelectuales aparentemente más evolucionados reducidos. “Navegamos en un océano de incertidumbres en el que hay algunos archipiélagos de certeza, no viceversa”.

Capítulo VI: Enseñar la comprensión
     El inconveniente de la comprensión se ha vuelto crucial para los humanos,  por esta razón debe ser una de las finalidades de la educación para el futuro, recordemos que ninguna técnica de comunicación, del teléfono a Internet, aporta por sí misma la comprensión. La comprensión no puede digitarse, educar para comprender las matemáticas o cualquier disciplina es una cosa, educar para la comprensión humana es otra; ahí se encuentra justamente la misión espiritual de la educación: enseñar la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad.
     Asimismo, la comprensión está doblemente polarizado: Un polo, es la comprensión entre humanos; los encuentros y relaciones se multiplican entre personas, culturas, pueblos que representan culturas diferentes, el otro polo individual, las relaciones particulares entre familiares, están cada vez más amenazadas por la incomprensión, el axioma “entre más allegados, más comprensión“ sólo es una verdad relativa, se le puede oponer al axioma contrario “entre más allegados menos comprensión“ puesto que la proximidad puede alimentar malos entendidos, celos, agresividades, incluso en los medios intelectuales aparentemente más evolucionados.
    En tal sentido, no debe existir una comprensión intelectual humana aislada, si nos mas bien la comprensión de los individuos entre sí, de sus sociedades instruyendo los procesos formativos para todos, es necesario una compresión empática hacia los demás y el respeto a las ideas diferentes, siempre en el plano de lo ético dentro de la raza humana, lo ético basado en principios fundamentales de vida, eliminando egocentrismos, socio centrismos y etnocentrismos, la creación de la democracia abierta, es fundamental dentro de la enseñanza de la comprensión, finiquitando con la educación del futuro, deberá asumir un compromiso sin requiebres con la democracia, porque sólo en la democracia abierta se puede realizar la comprensión a nivel universal entre pueblos y culturas.
Capítulo VII: La Ética del Género Humano
     Advirtiendo sobre la distancia entre desarrollo tecnológico y desarrollo social, Morín sostiene “el desarrollo de la tecnoburocracia instala el reino de los expertos en todos los campos”. Así se crea una nueva fractura de la sociedad entre una nueva clase y los ciudadanos, el mismo proceso está en marcha en el acceso a las nuevas tecnologías de comunicación entre los países ricos y los países pobres, la dominación de la nueva clase impide en realidad la democratización del conocimiento, en contraste con esta idea, Diego Levis (2004) piensa que la eliminación de la brecha digital no sería la solución para los desafíos que enfrenta la humanidad (educación, desnutrición, enfermedades, desigualdad entre otras.) ya que dicha brecha, no es la causa sino la consecuencia de la brecha económica y social que separa a los habitantes de este mundo, en este mismo sentido aprecia que el lado oscuro de esta aventura tecnológica, está intrincadamente atada a las ambiciones imperialistas y a los conflictos imperialistas.
     Sin embargo, es importante reconocer el papel de la escuela, en cuanto a la enseñanza y desarrollo de un espíritu crítico, que cuestione con el arma de la razón, las visiones simplificadoras y deformadoras de la realidad, entonces la educación constituye un instrumento para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social.
     En tal sentido, la construcción de una antropoética que ayude a la relación individuo – sociedad – especie, es la posibilidad de la construcción de democracia abierta, que implica la construcción de la ciudadanía global, en la cual la misma se ayude, desarrolle, auto – regule y controle. La educación requiere crear una humanidad más humana, en busca de una democracia abierta, que cuide la tierra patria, ciudad de los ciudadanos del mundo.
Conclusión
     El texto de Edgar Morín, nos da una idea sobre lo necesario para poder llevar a cabo una educación atinada en el futuro, es necesario ver que estas medidas son ineludibles para nuestra educación actual, con el motivo de poder hacer cambios en nuestro presente y así poder mejorar día a día en estos campos muchas veces tan difíciles y desorientados en todas partes del mundo, este contenido es muy útil para poder generar esos escenarios futuros deseables, con esto poder ir generando nuestras estrategias específicas y poder hacer un cambio en nuestra educación, es sumamente difícil generar este pensamiento futuro pero es terriblemente necesario en nuestra actualidad para poder tener una guía en el presente y crear un ambiente prometedor en la educación en cualquier otro ámbito de nuestras vidas.

     En consecuencia, la educación debe promover una inteligencia general, apta para referirse, de manera multidimensional, a lo complejo, al contexto en una concepción global, conocer lo humano principalmente, situarlo en el universo, a la vez separarlo de él,  este pensamiento tiene que convertirse en la visión-misión de la educación del futuro, la escuela del siglo XXI, y con ella, la sociedad de la información, puede ayudarnos a encontrar la ruta, superando los obstáculos, para construir la sociedad nueva que imaginamos, recapacitemos con Edgar Morín (1999), sobre “los siete saberes necesarios para la educación del futuro que debe trabajar en pos de la identidad, la conciencia terrenal, el cual se interesa por mejorar el pensamiento de los docentes que emprendamos  a utilizar nuevas estrategias, que originen cambios en la enseñanzas.
Participantes: 
Carmona Lliveris  Y Mieres Diego 
Viernes 31/05/13.


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